Como perder el amor de tu vida

Perder es tan elemental, como respirar. Pero cuando de amor se habla, los seres humanos somos maestros en el arte de sabotearlo. Lo buscamos. Sudamos. Lo sufrimos. Y cuando lo tenemos, como tortitas calientes lo dejamos caer de nuestras manos. Pensamos que no seremos lo suficiente y actuamos en consecuencia. No entorpecemos. Embrutecemos. Y terminamos llorando sobre la leche derramada y echándole la culpa a la vaca. Las mujeres en especial, pueden escribir un tratado acerca de perder el amor de sus vidas; porque trans-generacionalmente traen programas de no merecimiento; culpa, y sometimiento. Generaciones y generaciones femeninas soportaron humillaciones, maltrato, y opresión masculina. Nacen con la inocencia aparente de la libertad pura; pero cargan desde antes de nacer con  los programas inconscientes de sus madres, abuelas, bisabuelas; y mujeres de todo su clan. Aunque más avivadas – las mujeres de hoy en día- , tarde o temprano, y generalmente más temprano, caen en algunos de esos baches heredados; en las trampas de ese dominio ancestral que ha pesado y pesa sobre el género femenino. Están las sumisas; las aguerridas, las indolentes, diferentes prototipos por hablar en líneas generales; pero al fin del cuento; en algún párrafo de su historia amorosa; pierden el amor sus vidas por el eco de todas esas voces que no son de ellas pero las influyen.

Desquiciadamente se enamoran del que está frente a ellas y se comparan con la ex, con la vecina, con la madre, y las eventuales amantes que podría tener. Desconfían, se callan, y hacen caso omiso a sus necesidades emocionales. Intentan validar cualquier acto no congruente con su pensamiento; justifican reacciones sorpresivas en pos de la democracia; se engañan con suposiciones, fingen orgasmos; alegrías, y enojos; se entregan con las manos atadas.

Descuidan sus relaciones, rompen dietas, abandonan hobbies, abandonan sus sueños; se interesan por cosas que no tienen importancia para sus sentidos, en pos de la pasión de esa persona que se ama; pretenden estar en un estado de armonía total, y guardan los reproches hasta que la olla a presión explote. Modifican la estructura de su pensamiento para sostener un vínculo, una pareja, sin tomar conciencia, de que eso es una relación de dominio; en dónde la mujer se auto-coloca en el escalón de abajo. ¿Y todo para qué? Para sentirse querida, tenidas en cuenta, importantes, sostenidas, amadas. Y en el afán de prolongar esa sensación de “cuidados intensivos” pierden el amor de su vida, que es el amor propio. Contrariamente a lo que se cree, si estás siendo alguien diferente a quién eres, difícilmente podrás amar en forma genuina, pues desde la cáscara de tu imagen te estarás relacionando.


Desconfiar de ti ; callarte para quedar bien, ocultar tus necesidades, no permitirte ser objetiva; negarte valor, son las conductas básicas para desestimar tu amor propio. Para perder tu identidad.


Cómo mujer tienes el mismo derecho que tu pareja a decir lo que quieres, a expresar tus ideas, a ir por tus intereses, a darte a respetar. Si estás en una relación en la que no puedes ser tu misma porque al otro no se le da la gana, se enoja, o no lo considera propio, vete… porque estás perdiendo lo único que tienes TU AMOR PERSONAL, la fuente de la que emana todo poder que tienes.

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