Muro al Corazón

Y por ratos siento ese amor que se riega por todo el cuerpo, que empaña como el vapor de aire caliente que se expulsa por la boca ante un espejo.

--Pero mi corazón, ese trozo que queda de el me recuerda que no, no soy feliz.



Cuando tus manos tocan mi piel, se eriza como cualquier piel gallina y por mi columna sube esa corriente eléctrica que causa electro shock de pasión en mi cerebro.

--Pero mi corazón, ese trozo que queda de el me recuerda que no, no soy feliz.

Y tus besos, esos que me hacen flotar en el universo y saborear el dulce melao hecho con fresas frescas caramelizadas, que me funden en un éxtasis de placer al gusto.

--Pero mi corazón, ese trozo que queda de el me recuerda que no, no soy feliz.


Tus palabras que susurran en mis oídos, que entorpecen mis propias palabras y me obligan a escuchar argumentos que a ciegas creo,  imagino ilusionadamente que son sinceros.

--Pero mi corazón, ese trozo que queda de el me recuerda que no, no soy feliz.

Los detalles, esos detalles tiernos, maravillos, de aquellos caballeros extintos que en puro gozo de amor eran capaces de brindar y que tu los tratas de invocar, los amo.

--Pero mi corazón, ese trozo que queda de el me recuerda que no, no soy feliz.

No hay amor, ni piel eriza, ni labios dulces, ni argumentos que parezcan lógicos o detalles tiernos maravillosos que hagan desistir a un corazón roto, de que no es feliz, de que no podrá ser feliz, de que en su historia no hay final feliz.


Porque quien vive feliz, ha construido a base de errores, culpas, fracasos y traiciones el muro que le impide que otros pisen sus talones.

Mi muro no tiene cimientos de fortaleza, ni barrera que restringe, solo tengo una frontera sin vigilia donde se filtran los errores, las culpas, los fracasos y traiciones y no me permiten construir un muro que detenga los inmigrantes porque ya están dentro de mi roto corazón desecho. 

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