Noviembre Otra Vez
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¡No puede ser!. De nuevo el mismo
padecer. ¿Por qué otra vez? ¿por qué siempre el mismo vacío, la misma
melancolía, la misma agonía?.
Las manos del poeta plasman desenfrenos que abundan en el
corazón, los dedos de esa misma poeta hoy gritan tristeza, sienten esa pena y
falta de un gran amor, aquel verdadero amor, de color intenso, de fábulas y
prosas, de paciencia y calor, ternura y enseñanza, buenos principios y
educación.
Es insignificante el sentimiento que puede arrastrarse desde que
eres infante hasta la madurez, al menos muchos
son los que creen esto, pero las frustraciones de los más débiles que juegan a
ser fuertes solo esos débiles conocemos lo invisible de nosotros.
Aquellos que estamos compuestos de un 10% de rabia y 90% de
sentimientos, escondemos con rabia lo que las lágrimas delatan.
La apariencia de emociones perfectas, alegrías que son el
disfraz más utilizado para fingir que todo anda bien.
Y mientras cada año te ahogas en tus propias lágrimas los demás
se conforman con ver tu imprescindible sonrisa iluminar la oscuridad ajena.
La falta de un cariño imprescindible y especifico en un ser
humano puede dejar huellas imborrables que conducirán a la negatividad, pero
aquellos seres que saben lo que duele esa falta siempre lucharan porque su
legado no continúe en las próximas generaciones.
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