El Sorbo de Café

Conserva tus miedos y ellos te atraparan y se convertirán en amo y señor de un destino miserable.


Era una tarde cualquiera de esas en las que como de costumbre me sentaba y tomaba mi sorbo de café, aquel rico café que me preparaba la tía.

Mientras observaba a lo lejos, mi mente comenzó a analizar rincones de mi vida que se empolvaban en las esquinas de mi vida y las arañas eran las únicas que construían algo.

Sabia que mi vida sufría un perplejo estanque parecido a esos de jardín abandonado y cubierto de musgo y acumulando anfibios. Un cuadro para nada bonito, ni exótico mucho menos interesante.

Pensé en que mi vida quizás no valía mucho, que se devaluaba como moneda antigua, que en vez de pasar a un museo a descansar tranquila se ve sepultándose en el lodo cada vez que cae una llovizna.

Tan tonto comparar la vida con el anteceder de los objetos, pero es una manera fácil de comprender como se mueven las fichas en tu tablero, es mas fácil darse cuenta cuando perdemos los peones llamados metas, las torres que simbolizan nuestros objetivos y ver como logramos mantener al rey en el juego para lograr el jaque mate que proporcionará éxito. Es que la vida misma va cambiando de rumbo y de posición en los nuevos horizontes universales.

Las personas sin darnos cuenta pasamos de ser humanos a ser objetos, de pensar y accionar a insertar códigos que hagan las cosas por nosotros, de expresar a graficar los sentimientos
Los problemas de mi vida se resumen en “estrés”. Y el conformismo llega de prisa y tuerce cualquier indicio de fortalecer mis sueños, la falta de resultados se resume en decepciones, pero no hago nada para volver a intentarlo. La falta de interés simplifica todo en un argumento que carece de verdad “no puedo hacer, no se como hacerlo”.


Las ilusiones las dejo empolvar con cada vehículo que pasa por mi frente levantando tormentas de arena llamadas miedo. No soy capaz de regar agua para aplacar el polvo y aclarar mis caminos para poder continuar ilusionada y mantenerme motivada. 

Las alegrías las guardo para cuando aparezca el tiempo de compartirlas mientras se añejan y se oxidan en el baúl en el cual he condenado la felicidad a una eterna oscuridad.


Pero no mas lejana de la existente realidad es que al tomar el ultimo sorbo de café me percate lo atada a la tasa que estoy, me concentró en cada tarde tomar el sorbo de café pero no me había detenido a pensar que mi libertad esta siendo atrincherada a la conformidad de simplemente respirar, ver la vida pasar, a los demás avanzar por el camino en el que yo solo me detengo a pensar.

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