El Suicidio
En el 55% de las
ocasiones suelo escribir por peticiones de amistades, hace unos cinco meses una
amiga me pidió que hiciera un escrito reflexivo sobre el suicidio. No me había sentido inspirada para dicho tema,
pero mientras estaba en la cama siendo las diez y veinte minutos de sábado por
la noche, ciertas inquietudes llegaron a mi cabeza sea por “x” o por “y”.
Mi amiga me había pedido
que escribiera sobre “ese vacío que dejan las victimas de suicidio a sus
familiares, en lo desconsiderados que son al no pensar en quienes los aman”. Pero
yo rebelde al fin saque mis propias conclusiones muy personales basadas en análisis empíricos.
Si es cierto que
las personas que se arman de valor para inducir su propia muerte, es simple y
llanamente porque tienen un problema emocional que los afecta a niveles
depresivos intolerables para su capacidad mental de afrontar la vida y poder
asimilar situaciones. —si yo se que soné a trabalenguas— ¿Saben qué? No me importa.
Es común las
palabras “porque lo hizo tan lleno de vida”, “que problema tan grande tenía que
creía que no había solución” “Dios lo perdone porque no sabe lo que hizo”.
Pues tengo para
informarles lo siguiente; les aseguro que quien piensa en suicidio no le da
cabida a pensar si está o no lleno de vida, porque su vida en ese momento le
importa un coño. ¿Qué problema tan grande tenia? ¿Usted sabe por qué no se
entero de que problema tenía? Porque los familiares en estos tiempos no se preocupa por el bienestar
emocional de nadie, creen que solo el aporte material es suficiente, no hay atención,
las relaciones interpersonales se deterioran a velocidad inconcebible, porque siempre se fían de una cara sonriente,
complaciente sin saber si es una maldita mascara que su pariente tiene puesta,
para aparentar que vive en plenitud. Las familias solo demuestran afecto a través
de la distancia, la comunicación es solo por un puto aparato de mierda, la
clave está ahí “comunicación”, cuando aprendamos a ser mas comunicativos
dejaremos de estar cuestionando el por qué alguien decidió acabar con su vida,
es fácil juzgar después que los hechos, hecho están. Y por supuesto el que “Dios
lo perdone porque no sabe lo que hizo matándose”. Hermano (a) esa persona que decidió poner fin
a su angustia o agonía en vida, si sabía lo que hacía, no ve que es una muerte
fulminante, el que no se quiere morir de verdad inventa intentos usuales poco
efectivos.
Pero ya bajándole un
poco a mi rabia, claro que los suicidas piensan en algún momento en el dolor
ajeno, en el sufrimiento que dejaran a padres, esposa, hijos incluso hasta a
los amigos, pero, ¿saben que es lo que impulsa a esa persona a su decisión final?
El pensar donde estaban ellos cuando los necesité, cuando solo quería que me
preguntaran ¿qué me pasaba?, cuando quería que alguien se interesara en ellos,
en ver si hoy o ayer o cuando quiera que fuera comieron bien, alguna señal de insatisfacción
personal las personas demuestran con sus actos, está en usted notarlo. Es que
estamos encerrados en nuestro propio mundo y descuidamos a los demás. O a caso no
se han percatado que los suicidas más recientes en esta generación dejan las
cuentas y contraseñas de sus redes sociales, y les aseguro que algún confidente
desconocido tienen, porque un particular te escucha y te da más confianza que
tus propios seres queridos, si esos que luego se dan golpes de pecho culpándose
de no haber impedido el deceso.
Moraleja:
Amemos mas, preocupémonos mas por nuestros seres queridos, desarrollemos la comunicación,
caminen con cautela no anden arruinando
vidas sin control, sean responsables de sus actos, no descuiden sus intereses
interpersonales, a la mierda lo material, necesitamos relacionarnos más en
familia, pero sobre todo demostraciones de afecto.
“La vida es una,
si hay que pagar un precio por ella, que sea amar sin medida”
By; Anilda R. A.
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