La Pared

La soledad nos hace elegir y aferrarnos a una pared fría y rustica, pensando que podemos llegar a pulirla y calentarla con nuestra alma, pero no.


Los arañazos y los resfriados causados por su proximidad a mi cuerpo fueron poco a poco intensificando el dolor, y es que comprendí que era la pared que me refugiaba pero no exactamente la que necesitaba.

Aquella pared construida sobre un terreno árido, una zapata echa a la ligera, la arena tenia aspecto despreocupado de todo, el cemento tenia una ligereza critica, y los bloques embaldosados se podían notar cada uno por su lado; entonces me di cuenta que esa pared no era segura para mi,  no era lo suficientemente concentrada en su estructura vital:

1. Arena mal seleccionada
2. Cemento mal mezclado
3. Bloques mal ensamblados.

Con dichos aspectos llegue a la conclusión, de que si de por si no podía ser solida para mantenerse en pie, tampoco me serviría de apoyo, de fortaleza, de refugio, a pesar de ser fría estaría dispuesta a tomar resfriados pero lamentablemente no seria capaz de ver mi vida aplastada por sus escombros. 

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