Un Cuento Poco Común: EVOLUCIÓN DE LAS VENTAS EN REP. DOM.
PREFACIO
Este cuento está sustentado en las ventas personales; una interacción cara a cara con compradores potenciales. Es un medio flexible de promoción y también el más caro de implementar. A pesar de que es la mejor forma de adaptar ofertas de la empresa a las necesidades de cada mercado.
El vendedor es la personificación de la organización, es fácil culparlo por defecto en el producto, la calidad o entrega tardía.
Por otro lado el cliente puede acreditarle al vendedor los servicios que recibe de la organización.
Como representante personal de la empresa vendedora, un vendedor puede encontrarse con circunstancias que pongan a prueba su propia ética. El escenario de Ética que sigue describe tal situación.
Es por ello que en esta historia ponemos de manifiesto esos aspectos de la venta personal a través del tiempo, adaptando el lenguaje a una nueva generación, motivando a que la lectura sea comprensible y de fácil asimilación.
EVOLUCIÓN
DE LAS VENTAS EN REP. DOM.
Cuenta la
leyenda que en una pequeña isla llamada La Española, actualmente Santo Domingo,
Rep. Dom. Hace dos siglos atrás se comercializaba
productos agrícolas, pero no tenían una moneda local, si no que utilizaban una
moneda de origen mexicano en denominaciones de 25, 50 y un peso, luego tiempito
después comenzó a circular una moneda nacional denominada motas. Como eran
productos agrícolas lo que se intercambiaban en el mercado, no tenían etiquetas
ni marcas, puesto que algunos productos eran tales como: maíz, arroz, dulce de
coco, entre otras cosas que se
utilizaban de manera necesaria; entre los no agrícola habían velas, zapatos,
ropa, sombreros, joyas y otros objetos más. Para sorpresa nuestra que vivimos
en la actualidad, cuenta la historia que los empaques de algunos productos eran
hechos de yagua, hojas secas de guineo y latas de metal que procedían de otros
países, ¿cómo? No sabemos. Pero, ciencia cierta es que en esta pequeña isla se
fueron desarrollando marcas, no muy saludables ya que eran en la mayoría bebidas
alcohólicas y cigarrillos. –Por supuesto, los vicios se desarrollaron primero–. Algunos pioneros, que dicho sea de paso vemos
en el mercado actual son Ron Bermúdez, Brugal y el gran Grupo E. León Jiménez. La
fábrica de habano, La Habanera, fue la primerita en utilizar fuerza motriz para
producir.
Para 1907 ya
existían en la isla trece industrias en
las que se encontraban fabricas de galletas, licores, fideos, jabón, fosforo,
sombrero entre otros, –¡claro!, había que engordar la población, ponerse
happytoso con el alcohol, comer y bañarse eran necesidades y nunca había que
perder el glamur– así que había que producir e impulsar el desarrollo de
artículos de primera necesidad.
En aquel
tiempo no había desarrollo de la publicidad, pero ¿y cómo? Si no había medios óptimos
para la comunicación, que lo permitieran. ¿Se imaginan una publicidad de
cerveza presidente en carnaval, en aquel tiempo a través de un telégrafo? Había
algunos periódicos de poco alcance, pero recuerden que el sustento de un
periódico es el patrocinador, y sin publicidad es como un dominicano sin mangú,
o un americano sin confle. ¡Mueren lentamente!
Para aquel
tiempo tampoco habían caminos vecinales viables, que comunicaran las
comunidades, excepto el venturoso ferrocarril del que todos nuestros abuelos
nos cuentan y que nunca vimos, por ejemplo el sistema de ferrocarril Central
Dominicano, que conectaba a dos ciudades,
Puerto Plata y Santiago que permitían el transporte de productos desde
el centro a puerto marítimo. Pero esto no quiere decir que se facilitara la
distribución, –porque total–, los productos llegaban a manos del consumidor por
medio del mismo productor, a través de mercados en cada población y La Plaza Ozama, los productos llegaban a
esta, era por medio de canoas a través del Rio Ozama, –yo sabía que ese rio
contaminado alguna vez fue de funcional importancia–. Pero no todo se
comercializaba en el mercado de modo fijo, porque la leche ¡eso es delicado!
Por eso había vendedores ambulantes puerta a puerta con ella. Lo que indica que
aquí teníamos los primeros buhoneros de morral que mencionábamos que tenían los
Yanqui, solo que los Yanqui eran más fino y usaban caballos y aquí burros para
tirar su medio de transporte. –Pero es lo mismo–. Ahora bien, los productos que
venía de otro país se vendían por encargo, y a veces se ofrecían en almacenes y
los mismo que importaban eran los que vendían, por tanto los intermediarios
eran escasos o inexistentes.
Para 1910
comienza el dolor de cabeza de la sociedad dominicana, los dichosos impuestos,
con aplicación de aranceles a los productos extranjeros, ahora bien con esa ley
entraron un reguero de marcas a la isla por lo que hubo que crear una ley de
marca de fábrica en mayo del mismo año. Ahí estaban marcas genéricas que
vinieron para quedarse como: Mistolin, Colgate, Chiclets, Colín –Y yo que viví engañada todo este tiempo, no
sabía que colín era una marca y no el nombre de un objeto filoso–. Las marcas
se posicionaron a tal punto que el dominicano de agentado en vez de decir dame
un lapicero decía, “dame un paper mater”.
Pero no todo
es color de rosa, y te preguntaras ¿pero, es que en esta historia no hay
personajes? –Claro que sí–. ¿Y Trujillo? Les cuento que para la época asumió el
mando el “generalísimo” Rafael Leónidas Trujillo Molina. Llego a poner control
a todo. –El matatan– Se adueño de casi todo en la isla, aunque algo bueno que
hizo fue obligar a los propietarios de industrias y fabricas a asegurar a sus
obreros, pero, –todo es elemental mi querido watson– el truco estaba en que él
era dueño de una aseguradora. Prohibió extraer sal marítima porque disque
dañaba el medio ambiente –y adivina qué–;
el tenia una mina de sal en Neyba. Trujillo también tenía una finca donde
producía leche y carne, –lo chulo es que
no tenia porque él clausuro los mataderos con el argumento de que infringían
las leyes de sanidad. Adquirió casi todos los ingenios de azúcar, y también la
Compañía Dominicana de Electricidad mas la Marmolería Dominicana. Y tal vez
pensaras que él utilizo campañas publicitarias o estrategias de marketing
promocionales para vender mármol. –¡Quien ha dicho!–, hasta chistoso suena
decir que Trujillo obligo a la gente a construir con mármol.
Ahora bien, la
verdad hay que decirla, él utilizando opresión, logro más que cualquier
promoción de ventas, eso es ¡estrategia caramba!... ¿tú sabes lo que es vender
sin necesidad de gasto en publicidad, vendedores, relaciones públicas,
estrategias mercadológicas y todo lo que tenga que ver con persuadir a la gente
para que compre? Y por si esto fuera poco, las importaciones fueron limitadas y
hasta una ley se creó en 1923 que obligaba a la población a comprar artículos
nacionales, –aunque eso estaba bien–, porque se protegía al productor
dominicano.
Y al fin llega
para 1942 la publicidad radial a través de un anuncio grabado por Héctor
Quezada. El famoso periódico Listín Diario era otro que tenia potencial para
impulsar la publicidad, pero, –adivina que–; Trujillo lo mando a cerrar por
cuestiones “políticas y financieras”.
En 1947 al fin
la promoción de ventas sale a relucir, solo que no había creatividad ni
originalidad, así que no significo mucho pero algo es algo, los jabones eran
los que ofrecían ofertas; cambio de jabón por envolturas, así como en la
actualidad papelitos de sopita por olla. Ahora que lo pienso…
–Yo creo que
esa idea vino de los españoles y el intercambio de espejitos por oro–.
Con el fin de
la era del generalísimo, llego el proceso de liberalismo, así como cuando
tienes una represa estancada y le sueltas el agua de golpe y comienza a toda
potencia esa agua a generar electricidad, bueno así. Para 1960 se establece el
primer supermercado en la ciudad de Santo Domingo llamado “Supermercado Wimpys”
propiedad del norteamericano Don Lorenzo Berry –tenía que ser gringo– con esto
se da origen a los auto-servicios, tu sabes; la gente jarta de comprar de
lejito a través de los mostradores; con este modo de vender la gente podía
tocar el producto antes de comprarlo.
Y con este
empujoncito empezaron a surgir los supermercados habidos y por haber, con ello
llega la competencia y rivalidad, con promociones de venta “agresivas” para
conquistar al público. Ejemplo Supermercado Fong; donde si usted hace la compra
se ahorra un montón, Supermercado El Pola: ya sabe donde esta lo barato y lo
bueno. – ¿A esto ellos llamaban promoción agresiva? Y si esas personas vieran
como es ahora, ¡puf!. En la actualidad la competencia no es a punta de pistola
porque son más caras que una campaña publicitaria–. Pero en fin eso dio lugar a
la utilización de slogan.
En 1967 el Listín
Diario vuelve a abrir y publica el primer anuncio publicitario y lo hizo un
supermercado llamado García anunciando marcas de Pond’s –si, si esos productos
para las arrugas y la piel y no sé qué–. Pero bueno con el surgimientos de
supermercados a montón surge el desarrollo de cadenas de detallistas.
Para 1970 se
comienza a implementar la investigación de mercado, esos estudios que se
preocupan por averiguar el posicionamiento de una marca en específico, bueno
eso. Entonces sucede que ya para esta época los empresarios comenzaron a
preocuparse más por el consumidor, por satisfacer las necesidades de los
mismos, utilizando estrategias de mercadotecnia, tratando de detectar
inconformidades en el cliente. Las investigaciones de mercado se convirtieron
en elemento indispensable para la toma de decisiones.
La explosión
de la comunicación para 1980 marco el punto clave de la publicidad y promoción
de ventas a través de la prensa, la televisión, –si al fin se utilizo la
televisión en esta isla para comerciales y corromper la sociedad– y por supuesto la radio, cabe destacar que la
Voz del Yuna fue la primera emisora de radio que se utilizo en esta isla.
En conclusión,
nuestra pequeña isla no tiene una historia de la evolución de las ventas
detallada, así muy súper Wao como otros países o continentes, pero al menos
tenemos una orientación de cómo una cosa llevo a la otra, desde comerciantes
que iban de puerta a puerta o en canoa a través del rio, hasta un tirano con
gran poder adquisitivo, que poseía casi todos los establecimientos comerciales
y de servicio de la isla, desde ingenios de azúcar hasta prostíbulos, obligando
a la gente a comprar, eso es estrategia quieran o no. A pesar de que en la
actualidad nadie es obligado a comprar,
las invenciones y promociones verdaderamente agresivas nos atan al consumismo
sin medida, obligándonos a adquirir un producto a veces por vanidad que al
final de cuentas quizás ni necesitamos y eso es estrategias de ventas;
elaborados de diferentes maneras, pero enfocados a un mismo objetivo,
vender.
Autor: Anilda R. A
Autor: Anilda R. A
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