¿Por qué tu perro te mira fijamente?
Después de trabajar todo el día llenando formularios de Excel en una oficina compartida y repleta de gente haciendo lo mismo que tú, llegas a casa y te acomodas en el sofá. Por fin puedes relajarte mientras degustas unas quesadillas y ves un episodio de Friends . Te dejas envolver por las risas que provienen del televisor (que probablemente pertenecen a personas ya muertas); estás en el nirvana, relajado, en una palabra: echándola. Pero esa quietud pronto se ve interrumpida por una mezcla entre remordimiento y angustia: él está allí como cada noche. Como cada noche, te acecha desde la sombra que se forma entre la televisión y la mesita del centro de la sala, en la que dejaste regadas montón de revistas y estados de cuenta. Así es, se trata de Tobi, ese golden retriever tan adorable que se te ocurrió adoptar hace dos años, sin detenerte a pensar en los 23 metros cuadrados que mide tu departamento y los traumas que Cujo te ocasionó en la infancia. Tobi es genial. Siempre está